Ni siquiera los juegos de azar se salvaron de la crisis económica argentina. Y el impacto trasciende las fronteras. Así lo reflejaron los resultados operativos que presentó ayer en Madrid la multinacional española de apuestas Codere, dueña de 13 salas de bingo en la provincia de Buenos Aires. Sus ganancias en Argentina sufrieron una caída de 29% en el segundo trimestre del año.